Querido lector, querida lectora:
Mientras escribo, sigue sin estar claro si la situación en Oriente Próximo se agrava o se apacigua. Esta semana frenética, en la que hemos tenido sobre la mesa la amenaza de guerra total, se ha convertido en escaparate de los nuevos tiempos: ahora la guerra –y la paz- se anuncia con mensajes cortos en redes sociales. Mensajes que se suceden, y a veces se contradicen, a velocidad vertiginosa. Estamos pendientes del intercambio de misiles y también del intercambio de tuits.
Ofensiva contra Irán. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comunicó el sábado en Truth, la red social de su propiedad, su decisión de bombardear Irán: la primera intervención militar estadounidense en suelo iraní desde la revolución islámica de 1979. Un total de 125 aviones y un submarino lanzaron 75 misiles y bombas sobre tres instalaciones del programa nuclear iraní (un programa que Teherán asegura que se ciñe a la obtención de energía con fines civiles y Estados Unidos considera el embrión de una bomba nuclear). En media hora estaba todo hecho.
Israel, que había iniciado de forma unilateral esta guerra contra la República Islámica el 13 de junio, se deshizo en elogios hacia Trump y le agradeció su definitivo apoyo.
El domingo, Trump sugirió que el ataque podía buscar también la caída del régimen iraní: “No es políticamente correcto usar el término ‘cambio de régimen’, pero si el actual régimen iraní no puede hacer a Irán grande de nuevo, ¿por qué no desear un cambio de régimen?”, escribió en Truth. El mandatario parafraseaba el lema de su mandato –Hacer a América grande de nuevo- y jugaba a extrapolarlo a otro continente. Lo hago por el bien de los iraníes, parecía decir. La destrucción os hará grandes.
Ese mismo día, el comunicado oficial de la Casa Blanca llevaba por título Paz a través de la fuerza. Y, este miércoles, Trump llegó a comparar su ataque a Irán con las bombas nucleares lanzadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, que mataron a más de 150.000 personas. Lo hizo no para pedir perdón por aquello sino, al contrario, para presumir de ello y reivindicar esa forma de poner fin a las guerras. A bombazos.
La Operación Martillo de Medianoche supone una traición del presidente a uno de los principios rectores del trumpismo: el compromiso de no intervenir en conflictos bélicos. Ese compromiso se ha esfumado, como tantos otros. Y la situación esconde, además, una paradoja: fue Trump, en su primer mandato (2017-2021), quien rompió el pacto de contención nuclear con Irán. Ahora ha montado una guerra –aparentemente efímera– para intentar obligar a Irán a volver a esa contención.
Apenas 12 días después de que Israel iniciara la guerra con Irán, el Gobierno israelí, el estadounidense –en sucesivos mensajes en redes– y el propio régimen teocrático iraní la dieron por terminada el miércoles. Está aún por ver cuán estable será esa paz. El choque entre bloques hizo que el mundo se asomara por unos días al abismo. Porque, además, el margen de respuesta de Irán desde el punto de vista militar era, en principio, escaso, pero sí tenía toda la capacidad de poner patas arriba la economía global, como nos explicó Ignacio Fariza en esta pieza sobre el hipotético cierre del estrecho de Ormuz (que finalmente no se produjo):
El abismo geopolítico, por ahora, parece alejarse. Hasta el próximo tuit.
Gaza. El Gobierno israelí de Benjamín Netanyahu ha atacado en el último año cuatro países soberanos: Líbano, Yemen, Siria e Irán. Y sigue masacrando a la población de los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania. Ahora, la Unión Europea ha concluido en un informe –tras 20 meses de imágenes diarias en televisión de cadáveres de gazatíes, hasta sumar más de 56.000– que Israel está violando derechos humanos en Gaza y por tanto vulnerando el artículo 2 del Acuerdo de Asociación UE-Israel.
Pero no va a hacer nada al respecto. Primero tiene que “abordar las conclusiones del informe con Israel”, según anunció el lunes la alta representante para la Política Exterior de la UE, Kaja Kallas. Si tras esas conversaciones no mejora la situación, llegará el momento de plantearse otras acciones.
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