¡Hola!
Somos otra vez los de ICON con nuestro mail de los miércoles, que a veces le llega los jueves y, si me pilla especialmente ocupado u olvidadizo, los viernes. En los últimos días nos hemos puesto en la web muy preguntones respecto a ciertas prendas y complementos del armario masculino. El viernes: ¿puede un hombre ir en chanclas por la calle? Y el martes: ¿cuándo es demasiado pequeño un bañador pequeño? Lo exploramos en un par de artículos y, dada la entusiasta respuesta de los lectores, debe de ser una preocupación bastante extendida. El mito es tan viejo como el calor: ¿debemos ir cómodos o debemos ir formales? ¿Debemos anteponer que la vida es corta y el cuerpo marchito y merece la pena caminarla desahogados y felices o que vivimos en sociedad y el invento se nos cae si dejamos de cumplir ciertas normas de civismo? Claro que luego cabe preguntarse si acaso es incívico presentarse a un evento importante en chanclas (Jonathan Bailey cree que no) o plantarse en la playa o en la piscina con un bañador speedo (Theo James cree que no). Y cabe preguntarse, claro, quién los va a lucir. ¿Tiene usted unos pies bonitos y una manicura perfecta? ¿Tiene usted el cuerpo de un campeón de remo? Mucho me temo que al final la respuesta a todos estos dilemas que tienen que ver con los cuerpos y lo que ponemos (o no ponemos) sobre ellos es: "sí, mientras estés bueno". Pero el mundo es más que eso, nosotros somos más que eso, hay mil formas de estar bueno o de no estarlo y por eso la miga de la respuesta está en los matices, la magia está en los detalles.
(Pero si quiere saber mi opinión, y sin que me escuche mi director o mis compañeros expertos en moda y belleza: sí, hombres del mundo, enseñen los pies, enseñen los muslos. ¡Hace muchísmo calor! Vayan a la playa, vayan a la piscina, observen ese marasmo de cuerpos diversos e imperfectos que no tienen ningún problema con pasear flacos, fofos, altos, bajos, morenos o blancuzcos por la orilla. Recuerde que la solución a todos estos problemas de primer mundo se reducen a un dato que es una buena y una mala noticia a la vez: no es usted tan importante.)
Hasta la semana que viene.
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